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Disparos en Peñaflor: la muerte y el adiós del pequeño Dorian
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“Los niños de aquí no tienen nada más que esta cancha”. Así comienza el relato de Alberto Tobar (61), abuelo del menor de 11 años que falleció la noche del lunes 13 de enero en la comuna de Peñaflor, en medio de una balacera ocurrida en pleno partido de fútbol en una multicancha en el Sector 1 de Las Praderas.
Tras una riña protagonizada por los jugadores de los equipos contrincantes -vecinos de Peñaflor vs. vecinos de Maipú-, dos personas del equipo visitante sacaron armas de fuego y dispararon más de 10 balas. Siete de ellas impactaron a un hombre de 33 años, quien actualmente se encuentra fuera de riesgo vital en el Hospital San Juan de Dios, y otras tres llegaron al menor, Dorian, vecino del sector y quien se encontraba como espectador en el partido.
No han pasado más de 48 horas desde que ocurrió la tragedia que conmovió a toda la comunidad de Las Praderas, y aquí -en las calles del Sector 1, ubicado entre La Niña y Rodrigo de Triana- abunda el silencio. Es miércoles 15 de enero, 11:00 de la mañana.
Cada cierto tiempo, se escucha el estruendo de globos blancos que se revientan por el calor y que han sido instalados por los mismos vecinos al frente y dentro de la multicancha. El sol pega duro. En Las Praderas cuesta encontrar sombra. No hay espacios verdes.
Es un espacio en que abundan blocks construidos en la década de los ‘90. Los edificios cuentan con escaleras en forma de tijeras y se dividen en cuatro sectores, según el color de su infraestructura.
La última vez que el barrio hizo noticia fue después de la muerte de Sabrina Durán (24, conocida como “Ina”), líder de un grupo narcotraficante y delictual del sector que murió en octubre de 2023, luego de recibir ocho balazos en la comuna de Padre Hurtado.
Durante el mediodía del miércoles, en Las Praderas 1 circulan vecinos de todas las edades. Hablan poco. Algunos relatan que siguen sin creer lo que pasó hace dos días. Otros, comentan que no les sorprende. “Esto es como la ley de la selva, el más fuerte mata”, dice uno de ellos.
“Lo encontré a mis pies”
El lunes 13 de enero -día de los hechos- estaba siendo una jornada normal, cuenta Alberto Tobar, abuelo de Dorian. Durante esa tarde calurosa de vacaciones, cuenta que su nieto le pidió que lo llevara a los pozones “El Trapiche”, en la misma comuna, para bañarse junto a su prima de 4 años. “Lo pasaron bien, se rieron harto”, recuerda. “Y después en la noche pasó esta tragedia”, agrega, conmocionado.
Dorian era conocido en el sector por ser un niño “sanito, alegre y juguetón”, comentan vecinos. Era deportista, le gustaba el fútbol -especialmente el equipo Colo-Colo- y, según recuerda su abuelo: “Le gustaba vestirse bien. Usar sus cadenas, sus anillos y cosas así”.
El menor llegó a vivir a Las Praderas -desde Maipú- cinco años atrás, junto a sus abuelos. Fueron ellos, dice Tobar, quienes lo criaron durante casi toda su vida. Los padres y el resto de los hermanos del niño viven divididos en distintos lugares.
“Mi nieto quería una piscina, yo le armé una piscina. Está instalada afuera y ahí se bañan todos los niños del sector. Mi nieto quería columpios, le puse columpios. Siempre que uno de sus amigos quería arreglar una bicicleta, ahí estaba yo, cambiándole hasta las ruedas”, cuenta el abuelo.
La tarde del lunes se anunció que habría un partido de fútbol en la multicancha, al frente de la casa de Tobar. Se enfrentarían vecinos del sector contra un equipo de Maipú. “Como hace calor y se oscurece más tarde, varios niños fueron a ver el partido, incluido mi nieto”, recuerda.
Para reservar este espacio y que éste tenga luz, explican vecinos, hay que pagar cerca de $ 3.000 a la junta de vecinos. De lo contrario, la cancha queda en la oscuridad y -de manera recurrente- se transforma en un lugar para la ingesta de drogas y alcohol.
El evento se fijó cerca de las 23 horas. Efectivos de Investigaciones constataron que fueron cerca de 20 personas las que acudieron al lugar. El partido no alcanzó a durar más de 15 minutos.
“Yo me puse a tomar once tranquilo, pero de repente escuché una pelea”, recuerda el abuelo. “Salí para afuera y le dije a mi señora: ‘Oye, hay una discusión’. Nos acercamos a la cancha y vimos a mi hijo de 8 años asustado. Nos dijo que vio a alguien con una pistola y arrancó. Dorian era más puntudo, le gustaba más el boche. En ese momento fuimos a buscarlo y vimos todo con mi esposa, cómo balearon al otro hombre. Cuando me di vuelta para buscar a Dorian, lo encontré a mis pies. No hablaba, no despertaba. Yo le decía: ‘Coligüín, Dorian’. Ahí le levantamos la polera y vimos el balazo en su guatita”, cuenta.
El menor fue llevado al CESFAM Monckeberg, en Peñaflor, donde se confirmó su fallecimiento. La Brigada de Homicidios de la PDI está a cargo de la investigación.
La ministra del Interior, Carolina Tohá, expresó que la PDI ya tiene identificado a un sospechoso de 18 años y que se interpondrá una querella en su contra. De hecho, éste sábado se confirmó la detención de un presunto responsable en la comuna de Maipú que habría hecho entrega de las armas de fuego al momento de la discusión.
Hasta el cierre de esta edición, el sospechoso será formalizado por los delitos de homicidio simple consumado, homicidio frustrado y posesión de armas de fuego.
En tanto, el gobernador de la RM Claudio Orrego señaló que “cuando los niños empiezan a caer producto de balazos en medio de un partido de fútbol, es que estamos en un nivel bastante crítico de inseguridad en nuestra región (...). Lo que vimos ayer, lamentablemente, es que las armas están al alcance de cualquiera: un niño de 18 años termina matando a un menor de edad”.
Los vecinos, por su parte, aseguran que se trata de personas externas a la comunidad de Las Praderas 1.
Chapitas y poleras
Alberto Tobar está sentado a las afueras de su casa. La conversación se interrumpe en reiteradas ocasiones a causa de la gran cantidad de vecinos y vecinas que vienen de manera presencial a entregarle sus condolencias. “Quizás no lo entendemos ahora, pero algún día lo haremos”, le dice una señora mientras lo abraza.
Vecinos lo acompañan. Lo ayudan. Mientras algunos cuelgan globos, otros riegan las flores que han llegado en nombre del menor. “Es muy fuerte perder a un niño tan chiquitito, él era casi una guagua”, comenta una familiar cercana a Dorian. “Le faltaba tanto por vivir, estaba recién empezando”, agrega entre lágrimas. El pequeño estaba próximo a cursar quinto básico.
Algunos vecinos mandaron a hacer chapitas con el rostro del menor. También encargaron poleras: los niños del sector se están organizando para despedir a Dorian -cuyo funeral se realizaría dos días después- con la camiseta de fútbol con la que jugaban en la multicancha. Una vecina cuenta que, incluso, uno de los jóvenes hasta lavó la pelota con la que jugaron su último partido juntos.
- ¿Cómo están los niños del sector? ¿Tienen susto desde lo que pasó?
- Susto no. Pena sí. Pero yo le dije a mi hijo que tenía que estar tranquilo, que todos hemos perdido a un amigo.
El caso de Dorian no es aislado. Según el Informe Estadístico de Homicidios de la Fiscalía Nacional, en el primer semestre de 2024 se registraron 579 homicidios consumados -2,9 por 100 mil habitantes-, de los cuales un 5,9% corresponde a menores de edad. Esta cifra se traduce en 34 niños, niñas y adolescentes asesinados en seis meses.
Peñaflor, en particular, no forma parte del Plan Calles Sin Violencia implementado por el Ministerio del Interior, según comentó esta semana el alcalde de la comuna, Rodrigo Cornejo, consultado por los hechos del lunes 13. “Hay una subcomisaría a menos de un kilómetro de distancia de este lugar -la multicancha- que está lista en términos de infraestructura para su entrega. Venimos presionando desde hace un rato importante para que se inaugure, pero eso no ocurre. Se nos dan distintos argumentos o excusas”.
“Pequeño gigante”
Es jueves 16 de enero y la entrada de la casa de Dorian está repleta de flores. Los globos que se reventaron el día anterior por el sol ya están repuestos, incluso en mayor cantidad. Para el mediodía, los vecinos siguen haciendo fila para entregar sus condolencias a la familia.
Tanto en los muros interiores como exteriores de la casa hay pancartas con frases como “Vuela alto pequeño gigante. Dios te reciba en su reino”, “Dorian por siempre“, “La muerte es el olvido y tu familia y amigos jamás te olvidarán“.
Muchos aún no creen lo que pasó. Se lamentan de que la rabia de uno termine con la vida de otros. Dicen que el barrio pertenece a gente tranquila, pero que unos pocos vienen de vez en cuando y la ensucian. “Una manzana podrida afecta a todo el cajón”, reflexiona un vecino. “Hoy en día es un peligro traer un niño al mundo en estas condiciones”, agrega.
Sentado entre flores y pancartas, Alberto Tobar dice que recordará a su nieto como un niño travieso y caballero. Durante estos últimos días, relata que varios de los amigos y compañeros de Dorian lo han venido a visitar. “Muchos han llorado en mis brazos”, cuenta.
Después de lo sucedido, algunos vecinos creen que deberían cerrar la multicancha, pero el abuelo del menor cree todo lo contrario. Y, al pasar, desliza una petición. “Necesitamos que le pongan luz, mucha luz a esa cancha. Que esté iluminada toda la noche para que los niños se aburran jugando. En la noche, si no, todo es oscuro. Ese es el problema. En esa oscuridad gana la discordia”.